Reflexiones sobre el uso de las tecnologías en la escuela
§ Cómo y para qué incorporar las tecnologías en la Escuela
Establezcamos un punto de partida, existe hoy consenso en aceptar a las llamadas nuevas tecnologías en la escuela. Ya no discutimos si computadora sí o computadora no. Parece incluso muy lejano aquel pedido que escuché en una reunión de padres pidiendo más libros y menos computadoras, como si una tuviera que actuar en desmedro de la otra.
La computadora, las redes informáticas y otras tecnologías son accesibles y a la vez objeto de interés para la inmensa mayoría de nuestros alumnos.
Buenos Aires, es una de las ciudades con mayores facilidades de accesibilidad a Internet gracias a sus extensas y económicas redes de cyber y locutorios. Esta particularidad democratizó en términos de equipamiento disponible, el acceso a Internet en todos los barrios. No es necesario tener en casa una conexión de banda ancha, se puede administrar el correo electrónico o el fotolog por una moneda, incluso desde las villas.
En los últimos años, distintos programas de la Ciudad, también el esfuerzo de las cooperadoras, han ido equipando informáticamente las escuelas; recientemente el Ministerio de Educación anunció para 2009 la conexión a Internet en todas las escuelas porteñas y más tecnologías.
Dos buenas preguntas para hacernos los maestros podrían ser: ¿para qué y cómo incorporamos la tecnología en la escuela?
Las respuestas son sin dudas más complejas; muchos teóricos nos han ido ofreciendo explicaciones al para qué incorporar las tecnologías. Entre ellas, la idea de que la escuela oficie como agencia democratizadora de la alfabetización digital.
Pero el cómo incorporarlas es aún más difícil de indicar. Las novedades tecnológicas hasta ahora han avanzado más rápido que las investigaciones didácticas. Incluso, hay consenso en el mundo académico en que no existen hasta ahora evidencias de que el uso de las tecnologías en educación hayan servido para mejorar el aprendizaje.
La formación de los docentes no incluye aún una propuesta clara y eficaz sobre su uso. Existe además un quiebre entre la actividad de los chicos, referidas al uso de las tecnologías fuera de la escuela, y la aceptación de las mismas dentro de la misma. Este quiebre de conductas entre el afuera y el adentro de la escuela he observado que se da incluso, en muchas maestras que utilizan frecuentemente las mismas en su actividad particular y sin embargo no lo hacen en su actividad profesional.
Muchas de las posibilidades de comunicación en Internet han sido utilizadas en los últimos años como estrategias didácticas para incorporar las tecnologías en las propuestas de enseñanza: la indagación e investigación en la web, los foros, los weblog, las webquest, miniquest y cazas del tesoro, las wikis, el correo electrónico, los proyectos colaborativos on-line, por citar algunas de las más utilizadas. Existen ya algunas investigaciones didácticas sobre ellas y multiplicidad de experiencias realizadas disponibles.
§ ¿Chatear en la escuela?
En relación al quiebre observado entre las conductas de alumnos y maestros dentro y fuera de la Escuela, existe un prejuicio negativo sobre algunas de ellas. El Chat, por ejemplo, ha sido considerado muchas veces como el demonio que corrompe la enseñanza de la ortografía, dificulta por su hibridez, desorden y fugacidad la comunicación. Sin embargo los chicos chatean aunque nos guste o no. Quiero decir, aunque le guste o no a la escuela. Es necesario reflexionar sobre conductas como estas, de los chicos y de los maestros. Pregunto yo, ¿no puede considerarse al Chat como un nuevo registro de comunicación? Después de todo uno no escribe todos los textos en un tono formal y ortodoxo. ¿No es conveniente, me atrevo a decir necesario para conformar hoy un perfil de egresado alfabetizado que el chico aprenda a reconocer estos nuevos registros y a utilizarlos adecuadamente según la situación de escritura que se le presente? Al respecto voy a hacer aquí una curiosa confesión: aún me cuesta escribir mensajes de texto con “incorrecciones”, supongo que por cierto prurito conservador del lenguaje que mamé desde infante. Y sin embargo esta conducta tal vez demuestre, en ocasiones, mi dificultad para comunicarme de manera más económica por este canal. ¡¿Qué prurito puede tener un chico de hoy para escribir t kiero?! Hay cosas que se hablan personalmente, otras que se pueden hablar por teléfono, otras que es necesario remitirse al otro por correo y otras cosas pueden decirse a través de mensajes de texto. Es decir, puede pensarse que el sms y el Chat amplían el campo de comunicación en lugar de reducirlo.
§ La Incorporación de Tecnologías en la Escuela, un campo de investigación e innovación
Pero la incorporación de tecnologías a la Escuela nos ofrece aún un enorme desafío. Podemos plantearnos también qué elementos se han ido modificando después del impacto que causó la aparición de estas nuevas tecnologías en el mundo.
¿Existen nuevas estructuras cognitivas en los chicos conformadas por el impacto de los estímulos audiovisuales que reciben como nunca otros chicos recibieron durante la historia de la humanidad? ¿Aprenden diferente a cómo aprendieron generaciones anteriores? Si los chicos estuvieran modificando su manera de relacionarse y aprender del mundo, ¿no nos veríamos en la obligación didáctica de comprender estos procesos para poder ayudarlos a aprender?
¿Qué operaciones mentales se han ido modificando y de qué manera? ¿Cómo funciona, por ejemplo, la memoria a corto y mediano plazo en las nuevas generaciones?
¿Qué hacer con la ortografía?
¿Cuál es la ubicación del maestro y del alumno con respecto al saber?
¿Cuál es adentro y el afuera de la Escuela? ¿Qué le pertenece y qué le es impropio?
¿Cómo queda establecida la comunicación en un escenario de enseñanza y aprendizaje mediado por las TICs?
¿Cuáles son las posibilidades, alcances, significado e importancia de aprender colaborativamente con otros compañeros de la escuela, de la Ciudad o del Mundo utilizando las redes informáticas?
Para la RAE, tecnología es “el conjunto de teorías y de técnicas que permiten el
aprovechamiento práctico del conocimiento científico”. Enseñar a utilizarlas adecuadamente es permitirle al otro aprovecharlas. No podemos ser tan negligentes, obtusos y deshonestos como para impedirlo.
